¡Oh, mi yo! ¡oh, vida!
de sus preguntas que vuelven,
del desfile interminable de los desleales,
de las ciudades llenas de necios.
De mí mismo, que me reprocho siempre
(pues, ¿quién es más necio que yo, ni más desleal?).
De los ojos que en vano ansían la luz,
de los objetos despreciables,
de la lucha siempre renovada,
de los malos resultados de todo,
de las multitudes afanosas y sórdidas que me rodean.
De los años vacíos e inútiles de los demás,
yo entrelazado con los demás.
La pregunta, ¡oh, mi yo!,
la pregunta triste que vuelve
- ¿qué de bueno hay en medio de estas cosas,
oh, mi yo, oh, vida? -
Respuesta:
Que estás aquí,
que existe la vida y la identidad,
que prosigue el poderoso drama,
y que tú puedes contribuir con un verso.
Poeta americano, Walt Whitman es considerado uno de los grandes autores en lengua inglesa del siglo XIX.
Ejerció como maestro en varias escuelas y más tarde, en Nueva York, fundó el periódico Long Islander, que pronto vendería. Whitman fue a Jamaica a trabajar como tipógrafo, más tarde en EEUU continuó con la docencia. Durante la Guerra Civil Americana, Whitman trabajó brevemente como funcionario y después como enfermero, volviendo a su trabajo de funcionario, terminada ésta.. Desde entonces, se dedicó exclusivamente a la escritura hasta su muerte.
Sin duda, de entre la obra de Whitman habría que destacar Hojas de hierba y Canto a mí mismo, dos largos poemarios que el poeta americano construyó a lo largo de más de cuarenta años y que forman parte de la base de la poesía contemporánea estadounidense.
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